lunes, octubre 25

aclarando

por "el niño y la rana" recibí varios comentarios. Así fue como descubrí, sorprendida, que un cierto número de venecianos siguen mis escritos a pesar de la diferencia idiomática. Y para dejar en claro la idea, agrego unas líneas.
Mi idea de liberar al niño es muy simple: se elimina el guardián, la caja de cristal y se deja la obra en contacto directo con la ciudad. Los temores acerca de los writers y sus temidos aerosoles me parecen completamente infundados. Los writers son artistas y no son idiotas. El peligro mas concreto pueden ser los marcadores y biromes adolescentes que dibujan corazones y fechas. Pero ése es un riesgo que corre cotidianamente cada ladrillo en la ciudad... veamos que sucede, eliminemos la burbuja y si hay problemas se buscará la forma de resolverlos (como se ha hecho siempre).
El cuidado protectivo del señor Farncois Pineault me resulta poco claro. No sería la primera vez que en nombre del bien, alguien ejerce su poder sobre la ciudad. Cuando Napoleón decidió regalar a Venecia un enorme jardín demolió todos los edificios que ocupaban la zona elegida. Once siglos de vida de un espacio que se fue para siempre,una amputación definitiva que sufrió el cuerpo veneciano. Vaya a saber si el padre de la criatura,Charles Ray, sabe algo de todo esto. Si realmente se quiere incorporar una nueva obra a la ciudad hay que ponerla en juego, sino es probable que no estemos hablando de arte.

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